La trágica consecuencia de la pérdida de los Nombres Sagrados
La humanidad está en total ignorancia de los Nombres Sagrados que nos permiten conocer a nuestro Padre Celestial y a otros Seres Celestiales que nos rodean.
Conocer los Nombres Sagrados es mucho más que conocer su fonética y el alfabeto de estos Nombres mismos. Cada uno de los Nombres Sagrados tiene significados, un mensaje y una energía de la que emana una abundante fuente de información sobre el portador de esos Nombres: tales como Sus Funciones, Atributos y Misiones.
Conocer los Nombres Sagrados, sí, pero más que conocerlos, es aprender a analizarlos y comprenderlos, es aprender a conocer a los Individuos que llevan estos Nombres. Cada una de las Letras Hebreas que componen un Nombre Sagrado nos iluminará sobre los aparentes Misterios de la Identidad de Aquel o Aquella que lleva ese Nombre.
Sin este conocimiento, es casi imposible encontrarse verdaderamente con Ellos.
Necesitamos volver a lo que las Escrituras nos revelaron en los días de los Antiguos Profetas. Estos Nombres exudan Luz, Poder y Presencia de estos Seres Celestiales.
“… Está en el lugar escogido por Yeve, vuestro Elohim, para hacer habitar Su Nombre… entonces te regocijarás en la Presencia de Yeve tu Elohim.”
Deuteronomio 12:11-12
“… Cumplid obedientemente y poned en práctica todos estos mandamientos que os doy, para que seáis felices para siempre…”
Deuteronomio 12:28
Una traducción de estos Nombres Sagrados hace que pierdan todo lo que llevan y hace que los Nombres (de reemplazo) sean inertes, como si fueran estériles e ineficaces, como si les fueran arrebatadas sus Vitalidades, y su presencia se volviera distante. De este modo, la Influencia y los Poderes que emanan sobre nosotros se desvanecen.
¡Otra decisión desastrosa fue quitar el Nombre Sagrado de nuestro Padre Celestial del Templo! Luego Él se retiró de ella, dejando a los humanos a su degradación e ignorancia de la Misión de los Nombres Sagrados. Son los Nombres Sagrados los que revelan claramente nuestros Orígenes Celestiales, nuestra razón de estar aquí en la tierra y nuestro Destino.
Escondidos en el Nombre de Nuestro Padre Celestial están los Misterios de nuestro origen como seres humanos. En Su Nombre está también nuestro destino y el propósito de nuestras vidas. Él formó a los seres humanos a Su imagen y Semejanza. (Génesis 1:26.) No debemos sorprendernos de que Él sea un Humano, sino más bien de que seamos en parte como Él, y que tengamos la oportunidad de llegar a ser como Él, un Ser Humano Celestializado, Perfecto, Inmortal y Eterno.
En su ignorancia, aquellos que han traducido estos Nombres Sagrados sin conocer sus significados, desgraciadamente los han traducido a todos con la misma palabra “Dios”, sin distinción del portador de Ese Nombre. En la traducción, varios Nombres Sagrados fueron reemplazados por nombres griegos paganos de ídolos. (Dios, Deus, God o Señor, etc.)
De hecho, varios Nombres de Seres diferentes en la Biblia han sido traducidos por el mismo nombre “Dios”, lo que lleva a una gran confusión en la identificación de los mismos y a la pérdida de la claridad de las Sagradas Escrituras que estos Nombres trajeron.
“¡El que pierde su Nombre, pierde su Identidad!”
Así, al perder “los Nombres”, las Escrituras se vuelven imposibles de comprender y, en consecuencia, deja a la humanidad en tinieblas, en relación con la comprensión de los Altos Lugares Celestiales y la felicidad plena alcanzable.
En los Talleres que ofrecemos a ustedes, volverás a estar en contacto con su Verdadera Naturaleza Celestial.